Procedimientos de un juicio laboral
El juicio laboral es un proceso que tiene como finalidad solventar y satisfacer las demandas introducidas por las partes afectadas que reclaman sus derechos como trabajadores.
Un juicio laboral debe seguir ciertos procedimientos judiciales para que pueda ser aceptado, así se asegura agilidad, efectividad, calidad y sobre todo la igualdad que exige la justicia.
Los procedimientos exigidos deben desarrollarse de manera ordenada y sucesiva, basándose en herramientas normativas como la Constitución Española, la Ley de Procedimiento Laboral y las leyes que regulen la jurisdicción social.
Juicio por los trámites establecidos en el artículo 85 de la ley encargada de regular la jurisdicción social:
-. Juicio ordinario:
interviene el demandante. Debe explicar de manera breve, concisa y precisa lo expuesto en la demanda, confirmando lo que está escrito. A este primer paso se le denomina ratificación, y luego se solicita la recepción de litigio por prueba, conlleva tambien a un juicio laboral.
Luego la parte demandada antes de objetar, debe exponer sus salvedades mediante oralidad, y posteriormente introducir la recepción de litigio por prueba.
El juez debe aceptar el procedimiento a prueba, y conceder a las partes la oportunidad para realizar sus propuestas, iniciando la parte demandante seguida de la demandada, ambas partes deben proponer las pruebas.
Se procede a la identificación de documentos por ambas partes, y éstas deben alegar si los reconocen o en caso contrario, desean exigir la debida impugnación.
Si se admiten las pruebas se procede a su práctica que abarca interrogatorio a las partes, a los testigos y a los peritos. Para finalizar, el juez permite que las partes involucradas expongan sus conclusiones.
Finiquitados todos los puntos y habiendo deliberado lo suficiente, el juicio queda en espera de la resolución final.
Juicio con inversión de posiciones según se determina en el apartado 105 de las leyes que regulan la jurisdicción social:
-. Juicio extraordinario:
inicia el demandante corroborando la demanda, luego el demandado podrá responder y refutar la demanda mediante sus planteamientos y proceder a la instancia de pleito a prueba.
El solicitante en la primera intervención no tiene derecho a solicitar pleito a prueba, solamente lo podrá hacer luego de que el demandado haya expuesto sus objeciones.
En la siguiente etapa se plantea la presentación de las pruebas documentales e interrogatorios a ambas partes, testigos y a peritos, iniciando las propuestas el demandante seguido del demandado.
Si no existen objeciones para la exposición de pruebas, se prosigue con éstas. Por último, el demandado despliega sus conclusiones y posteriormente el demandante; quedando el juicio visto en espera de la decisión final.
Diferencias entre juicio ordinario y juicio extraordinario
Es importante aclarar que antes de iniciar alguno de estos juicios se debe intentar llegar a un acuerdo entre las partes involucradas, en caso de ser imposible llegar a conciliar se prosigue con el pleito.
El juicio ordinario se desarrolla en un lapso de tiempo más prolongado, por lo que el juicio extraordinario se emplea generalmente en demandas por despido ya que éstas requieren una resolución rápida acorde al rigor que exigen estos procesos.
En los juicios ordinarios la parte demandante solicita de una vez el recibimiento del pleito a prueba; en los juicios extraordinarios solo se permite introducir la solicitud del demandante cuando este alega objeciones a lo expuesto por el demandado.
La presentación de conclusiones en el proceso ordinario inicia el demandante y debe realizarse en base a pruebas y a su evaluación, y no a como se fundamentan los derechos.
En el caso de los juicios extraordinarios comienza el demandado que debe concluir de forma concreta y de acuerdo a la validación, comprobación o verificación de las evidencias.